Tengo sentados en la consulta a Adrián y Gloria, los padres del pequeño Jonathan de 7 años, un niño muy inquieto, que no para quieto, algo peleón y que ya presenta algún problema en el colegio por la continua distracción de la clase y molestias a sus compañeros. Con Jonathan, nada parece funcionar pero, bien es cierto, que los padres – primerizos – tampoco lo están poniendo nada fácil. En esas estamos que se me ocurre proponerles la técnica del tiempo fuera – muy sencilla pero muy eficaz – a lo que ellos reponen “ ah! Lo que hacía la supernanny” Tal debía ser mi cara de incredulidad y estupefacción, que me repitieron “sí, mujer, ¿ no sabes quién es la supernany? ¡ hace lo mismo que tú!”…Pues, ¡ haberlo dicho antes!
¿ Cuándo una conducta infantil es apta para esta técnica?
Depende, ya que, a veces, hablamos con demasiada ligereza acerca de los comportamientos de los otros – incluyendo, obviamente, a los niños – sacando, en demasiadas ocasiones, falsas conclusiones. Por tanto, para conocer la conducta infantil se debe expresar de forma clara y precisa, sin palabras ambiguas o que indiquen comportamientos inespecíficos o esporádicos, y, sobretodo, tener en cuenta de qué entorno estamos hablamos – casa, cole, amigos, con desconocidos – y las circunstancias.
Así, por ejemplo, si decimos de un niño que “es muy revoltoso” puede no significar nada más especial que una conducta lógica en un niño, si no se explica de una forma más concreta, teniendo en cuenta:
- Los antecedentes o factores de la situación inmediata, antes de que o niño “se revolucione”. A `poco que nos fijemos, es fácil identificarlos si nos hacemos preguntas que responden los puntos siguientes
- Número de veces que se produce la conducta
- Cuándo ocurre, más frecuentemente; mañana, tarde, al salir del cole, mientras se va al cole, cuando se tiene que ir a un lugar formal, cuando no se hace lo que quiere…
- Las personas que suelen estar presentes cuándo el niño es más “revoltoso” – en nuestro caso- ; mamá, la abuela, el profe Joaquín, la vecina de arriba…
- Las características y la intensidad de la conducta; da fuertes patadas a los muebles, se levanta sin parar de la mesa, hace rabiar a su hermano menor, grita en situaciones inadecuadas o inapropiadas …
- Las consecuencias que recibe el niño tras realizar la conducta; le reñís, le gritaís, le contais un cuento, hablais con él…También, nos podemos hacer preguntas del tipo ¿ cómo respondéis, como adultos, a la conducta problema? ¿ cómo parece que respondan los compañeros y amigos de vuestro hijo? En cualquier caso, dichas consecuencias son las que determinarán la probabilidad de que la conducta problema vuelva a producirse, o no, en el futuro.
Esta es una técnica conductual que sirve para disminuir y/o eliminar conductas desadaptativas, de la misma manera, que lo hacen otras técnicas parecidas como el costo de respuesta. Se puede aplicar tanto en casa como en el colegio.
Por el otro lado, existen las técnicas conductuales que sirven para instaurar y/o incrementar conductas adaptativas como la economía de fichas, los contratos conductuales y los reforzadores positivos.
El tiempo fuera es una técnica útil para niños entre 2 y 12 años porque para niños mayores de esta edad, ni tan sólo es acertada, debido, incluso, a la dificultad para mantener una separación fisica
¿Cómo funciona el “tiempo fuera” en casa?
Existen muchas situaciones en las que se hace difícil ignorar a un niño que está siendo revoltoso o desobediente porque el hecho de dejar de prestarles atención para que cesen en su conducta, cuando están en casa, no sólo depende de los padres sino que existen otras personas que los refuerzan como los abuelos, los compañeros, los amigos y hasta las cuidadoras. También, porque la conducta es muy disruptiva y es, entonces, cuando los padres llegáis a un nivel de estrés en que necesitáis ponerle fin a la misma.En estos casos, una técnica sencilla, eficaz y que os puede resultar muy útil es el tiempo fuera o aislamiento.
La técnica consiste en sacar al niño del contexto o de las circunstancias que están reforzando su conducta negativa y enviarlo a una habitación o a un lugar de la casa, previamente establecido, en que no exista la posibilidad de obtener refuerzo positivo. Vamos a verlo con un ejemplo; Marta hace travesuras, cada vez de mayor intensidad, hasta llegar a los golpes a los muebles, cuando sus abuelos vienen a visitarla. Siempre “se salva” del castigo porque sus abuelos interceden por ella “ déjala, es pequeñita, y esta contenta de que hayamos venido” Dado que son los padres de Victor, el padre de Marta, esté no puede controlar el reforzador positivo – los abuelos- quienes siguen con sus comentarios y atenciones para Marta. Por tanto, una buena alternativa sería que, cada vez que Marta diera una patada a los muebles o hiciera una de sus habituales y disruptivas travesuras, Victor se llevará a su hija a una esquina de la casa – previamente acordada- en que pudiera estar sola y le diera un tiempo para estar allí, mientras pensaba si estaba bien lo que había hecho. Pasado esté tiempo, Victor iría a buscar a Marta y le pediría si ya lo había pensando y si lo volvería a hacer. Dado que las respuestas que obtenga Victor sean de su satisfacción, Marta podrá volver a jugar con sus abuelos. Pero, si la conducta se repitiera, se debería repetir la técnica.
Reglas del “tiempo fuera o aislamiento”
Para que esta técnica funcione y sea útil, es necesario aplicar una serie de reglas:
- El lugar elegido debe ser aislado y aburrido – obviamente, sin juguetes – pero no debe dar ningún tipo de miedo, por ejemplo, no debe estar oscuro
- No se debe llevar al niño a ese lugar bajo amenazas, gritos ni agresiones, aunque con calma y firmeza
- Como se ha dicho, se debe explicar al niño, previa y claramente, en qué consiste la técnica y, además, indicarle que , enseguida que empiece a hacer la conducta disruptiva, se le hará una señal y si no deja de hacer, inmediatamente, dicha conducta se le pondrá en situación de “tiempo fuera”
- No se debe discutir ni razonar con el niño mientras se le lleva a la zona de “tiempo fuera” e, incluso, mientras está cumpliendo dicho tiempo. Tampoco hay que ceder ante sus promesas de comportarse bien e ignorar sus protestas. Unicamente, indicarle cuál ha sido la conducta que le ha llevado a la zona de “tiempo fuera”
- Si el niño sale de la zona de “tiempo fuera”, sin permiso, inmediatamente y de forma calmada pero firme, los padres deben volverlo a llevar, anunciándole consecuencias aversivas, en caso de que vuelva a salir, por ejemplo; “ si vuelves a salir, te quedarás sin jugar a la play dos días”, “ si vuelves a salir, no verás tu programa de tv favorito”, “ si vuelves a salir, no iremos el sábado a…”
- La duración del “tiempo fuera” debe ser, relativamente, breve, al inicio e ir aumentando la duración si la conducta empeora, aunque hay que tener en cuenta que una vez establecidos períodos largos, no parece fácil volver a otros más cortos. El tiempo debe ser:
- 5 minutos si el niño tiene 5 años o menos
- 10 minutos si el niño tiene entre 6 y 10 años
- 15 minutos si el niño tiene entre 11 y 12 años
Según algunos autores, la duración es de 1 minuto por año del niño, hasta llegar a un máximo de 20 minutos.
- Conviene considerar lo que el niño está haciendo en el momento en que se termina el aislamiento ya que si estuviera insultando, gritando o dando patadas, durante el “tiempo fuera”, al finalizar el mismo, estas respuestas se reforzarían. En cambio, si el niño estuviera tranquilo, se reforzaría una conducta tranquila.Por tanto, se tiene que “levantar” el “tiempo fuera” si es contingente con la conducta que se está haciendo
- Si los padres van a liberar al niño del “tiempo fuera” y esté ha producido algún destrozo, ha desordenado algo, ha roto algo… deberá arreglarlo y limpiarlo todo antes de salir del lugar
- No se debe aplicar el “tiempo fuera” si, con él, el niño evita una situación que no le gusta. Veamoslo con un ejemplo; a Iván no le gustan las mates y tiene una profe de refuerzo. Curiosamente, cada vez que ella llega a casa, a él le dan unos tremendos berrinches… En este caso, si aplicamos el “tiempo fuera” lo que hacemos es reforzar la conducta de Iván. Obviamente, es necesario hacer esfuerzos explícitos para reforzar las conductas deseables.
¿ Cuándo no usar la técnica del tiempo fuera?
No utilizarlo si el niño presenta reacciones emocionales como tristeza, ansiedad o frustración. Si sus acciones, no van dirigidas contra sí mismo ni contra otros y, especialmente, si no muestra desobediencia, el niño no se está portando mal sino que está sufriendo o se halla activado sus reacciones de apego. Por ello, es necesario hablar con el niño y escuchar sus emociones, intentar consolarle, los niños, también, tienen problemas… Por ello, si le aplicaramos el “tiempo fuera”, le estaríamos retirando una atención que, en este momento, precisan, al igual que el afecto ya que, ambas cosas, le reducen su intensidad emocional
¿ Cuál es la forma apropiada de aplicarlo?
Considerar cuáles son nuestras motivaciones personales, como adultos, al hacerlo. Tenemos que pensar que, con esta técnica, se descarga mucha frustración y/o ira por tener un niño problemático en casa o en clase y, por la misma razón, para ganarle la batalla, haciendóle sentir que nuestra autoridad y competencia no son cuestionadas, con lo cual, de hecho, estamos atendiendo a nuestras necesidades personales.Si es así, ninguna técnica surtirá efecto
El contexto más apropiado es siempre el amor, que se tenga en cuenta que el propósito de nuestras acciones es el bienestar común. Por tanto, muy buena técnica, muy sencilla y muy útil siempre y cuando sea aplicada teniendo en cuenta al niño y no a lo que nosotros queremos. En caso de duda, consulte a un profesional.