Sebas, de tan sólo 10 años, me dice, en una de sus últimas sesiones, tras pasar por un proceso muy duro, “¿Sabes? ¡Ya no creo en Batman!”, “¡Vaya! ¿Y eso? ¿Qué ha pasado?” – le respondo sorprendida – “¡Porque he llegado a la conclusión que los superhéroes no existen!”, me contesta muy serio, sin saber que él mismo es uno de ellos.
Más tarde, Susana, de 45 años, me comenta, en una de sus sesiones, que su hijos parecen “obsesionados” con los superhéroes y me preguntaba qué puede hacer, porqué los superhéroes no existen. Y lo dice, sin saber que ella misma es una de ellas.
¿Qué es la resiliencia?
Todos tenemos a alguien conocido, o a nosotros mismos, a quien, en alguna ocasión, le hemos dicho o nos han dicho “¡Es que tú puedes con todo!” y que nada más lejos de la verdad, ¿No? No existen personas que “puedan con todo”, lo que existen son personas fuertes y capaces de superar situaciones difíciles por mucho que caigan y se tengan que levantar una y otra vez.
Así, llamamos resiliencia a la «Capacidad para sobreponerse a las adversidades y construir de nuevo, a partir de ellas» (Ojeda y Munist,2001)
Sin embargo, autores como Walsh (2004) han defendido que la resiliencia es un concepto más amplio: “La capacidad de la persona para recobrarse de la adversidad, fortalecida y dueña de mayores recursos”. Según esta definición, los supervivientes de un trauma importante como un accidente aéreo o de un secuestro, por ejemplo, no serían resilientes, puesto que suelen quedar victimizados después del mismo.
Por lo tanto, según lo anterior, la definición más completa de la resiliencia sería “Proceso de, capacidad para, o resultado de una adaptación exitosa a pesar de circunstancias desafiantes o amenazantes” (Masten, Best y Garmezy, 1991).
¿Las personas resilientes nacen o se hacen?
Según Melillo y Ojeda ( 2001): “La resiliencia se produce en función de procesos sociales e intrapsíquicos. No se nace resiliente ni se adquiere “naturalmente” en el desarrollo depende de ciertas cualidades del proceso interactivo del sujeto con otros seres humanos, responsable de la construcción del sistema psíquico humano” Sin embargo, para Patterson (2002), se puede diferenciar, la resiliencia (resilience) como proceso, del resiliente (resiliency) como capacidad o atributo de la persona.
Esto nos permite desarrollar la resiliencia, como un proceso con pasos, con un antes y con un después ante un acontecimiento difícil o estresante. Pero sobre todo abre la puerta a que todos podemos desarrollarla, no restringiéndolo a una capacidad innata.