Cada persona aporta unas características que son únicas para enfrentarse a la enfermedad: una personalidad particular, un modo de hacer frente a los problemas, un conjunto de creencias y valores, y un determinado modo de ver el mundo. Aun así, independientemente de la idiosincrasia de cada paciente, numerosa bibliografía y especialmente los estudios y trabajos llevados a cabo recogen una forma general de experimentar las emociones ante el cáncer y un modo también muy habitual de enfrentarse a la amenaza que supone el mismo.
Se describen cuatro reacciones emocionales al cáncer: ansiedad, ira, culpa y depresión. Estas emociones aparecerán en función de la percepción que el paciente haga de la enfermedad, es decir, cada una de ellas irá asociada a una forma concreta de valorar o interpretar la situación tumoral y lo amenazante que le resulte.
1.- ansiedad
Lo primero que percibirá la persona ante el diagnóstico de cáncer es peligro y vulnerabilidad ya que en alguna medida se siente incapaz de enfrentarse a la amenaza. La posibilidad de que haya deterioro físico,alteración en la imagen corporal o sentimientos de inutilidad pueden ser fuente de un gran estrés.
2.- ira
se genera en la persona cuando cree que su dominio personal ha sido atacado de alguna manera y de forma injustificada
Puede ser un ataque directo sobre la autoestima, o indirecto sobre los valores de la persona. La sensación de que algo está agrediéndola parece ser la base de este sentimiento de enfado. Puede enfadarse con Diospor lo que “le ha producido”, con el médico por no habérselo diagnosticado
antes, o con la pareja por no ofrecerle el suficiente apoyo. En algunos casos, la ira puede ir dirigida hacia uno mismo por no haber llevado una vida “ordenada” o lo suficientemente “saludable”.
3.- culpa
el paciente se culpa a sí mismo de tener la enfermedad.Esta emoción puede aparecer en ocasiones dentro de un cuadro depresivo,pero también puede ocurrir independientemente como un intento de dar significado a lo que está sucediendo. En esta búsqueda de sentido, los pacientes con cáncer llegan a la conclusión de que se lo han provocado ellos y que, por tanto, han de ser castigados. Si logran recuperar el control sobre la enfermedad, podrán superar la culpa.
4.- tristeza
siempre hay un sentimiento de pérdida del dominio personal (por ejemplo, pérdida del papel social, de las actividades placenteras, de una parte del cuerpo…) Se producirá un ánimo depresivo cuando la pérdida sea muy importante para el paciente.Por ejemplo, la alopecia no será significativa para alguien que de poca importancia al aspecto físico; o la oportunidad para abandonar el trabajo puede ser bien recibida para otra persona.A su vez, estas reacciones emocionales son las que van a provocar una forma concreta de enfrentarse a la situación, es decir un modo concreto de “vivir “la enfermedad y desarrollar una estrategia de afrontamiento ante ella. De esta manera, si el paciente la considera como un desafío,inevitablemente pensará que, en alguna medida, está bajo su control personal, se sentirá capaz de hacer frente a la enfermedad. Este estilo de afrontamiento, que Moorey y Greer (1989) denominan
Espíritu de Lucha
Esté se manifiesta,en la mayoría de los casos, por una “sana” intención de estar informado acerca de su enfermedad, es decir, ser consciente y realista con su diagnóstico pero sin sobreinformarse. Suele ser también habitual algún cambio en los estilos de vida del paciente, como en la alimentación, alcohol, tabaco….En general, las personas con espíritu de lucha tratan de “sacar provecho” de la enfermedad, adquiriendo hábitos de vida más saludable, o tomando más consciencia de sus necesidades psicológicas.
Participarán activamente en su recuperación e intentará llevar una vida lo más normal posible. Si se percibe el diagnóstico como una amenaza, puede optar por dos estrategias de afrontamiento: l
Preocupación Ansiosa
Desamparo–Desesperanza.
En la primera, la amenaza entraña un estado de incertidumbre tanto acerca de la capacidad de control personal como sobre las posibilidades futuras; también buscará información sobre la enfermedad, pero de forma indiscriminada, a cualquier persona,y además interpretándola de forma negativa, filtrando aquellos aspectos que van a confirmar sus expectativas más negativas. Cualquier dolor o molestia puede significar una extensión o recurrencia del cáncer.
En el Desamparo-desesperanza, el individuo también pensará que no puede ejercer ningún control sobre la enfermedad, sin embargo, esta estrategia de afrontamiento es más común en aquellos pacientes que perciben el diagnóstico como una pérdida. En este caso, el paciente acobardado por el diagnóstico, encontrará difícil poder pensar en otra cosa; su vida diaria se ve interrumpida por un pensamiento negativo acerca del pronóstico de la enfermedad. Este “no puedo hacer nada y nadie puede ayudarme” es lo que con más frecuencia lleva a la aparición de verdaderas depresiones en el caso del enfermo oncológico.
fatalismo o resignación pasiva
otro estilo de afrontamiento muy relacionado también con el sentido de pérdida. En este caso, el paciente acepta pasivamente su enfermedad,no vislumbra que pueda ejercer ningún control sobre ella y se “resigna” a su suerte.
Por último, la negación del diagnóstico también comporta como estrategia de afrontamiento la
negación.
Con ella, el paciente niega el impacto de la enfermedad y su gravedad, es decir, la amenaza que percibe es mínima. Se trata de una evitación positiva, lo que significa que el paciente deja de pensar en su enfermedad considerando su pronóstico como bueno.