Carla me llama y me pide sesión para terapia de pareja. Sin embargo, el día citado aparece completamente sola y se queja amargamente de la conducta agresiva de su marido y de la escasa o nula capacidad que esté tiene para gestionar la ira, cuando se hallan envueltos en algún tipo de conflicto. Aunque no tengo ningún motivo para dudar de la palabra de Carla, es escasamente lógico hacer una terapia de pareja en que no participe la mitad de la pareja. Me sorprende que Carla se niegue a que David, su marido, acuda, y , entonces, le propongo que David venga a una sesión individual mientras ella continúa las suyas, de forma individual.
Curiosamente, en su sesión individual, David explica la historia, justamente, al revés, por lo cual les planteó a ambos, por separado, la necesidad de iniciar una terapia de pareja y acaban aceptando.
Una de las emociones más complejas y displacenteras es la ira la cual produce sentimientos que van desde la simple irritación hasta la hostilidad pasando por el enfado, la rabia y la furia.Todos ellos son el componente cognitivo de la ira que va acompañada de una escala fisiológica producida por un aumento en la activación del SNC, aumento de la tensión muscular y de la respuesta motora lo cual implica expresiones faciales y conductas agresivas.
La ira, como emoción, aparece , sobretodo, en situaciones interpersonales que son evaluadas por el individuo como una violación injustificada de su terreno, de manera que su afrontamiento ante dicha situación es el ataque frontal
La ira y las relaciones
La ira es una emoción muy destructiva para una relación. Cuando convivimos con alguien, nuestras personalidades, prioridades, expectativas, intereses y formas de hacer las cosas pueden chocar. Cuando se pasa mucho tiempo con la pareja – especialmente, ahora, en período vacacional – como se suele conocer muy bien la personalidad del otro y, sobretodo, su parte más negativa; ya se sabe, qué si defectos, manías,… uno mismo acaba siendo hipercrítico con la pareja, echándole la culpa de cualquier minucia – si vuelve a haber pelos en el baño, si no ha bajado la tapa del inodoro, si no ha recogido su ropa, si no ayuda en casa,… – lo cual genera un intenso mal genio, que puede pasar, rápidamente, a convertirse en rabia.
Si la pareja no hace un esfuerzo por vencer dicha rabia, tan sólo en cuanto despunte, se convertirá en ira y acabará por poner en peligro la integridad de la propia pareja. Porque, aunque la pareja se reconozca, realmente, enamorada lo que no puede ocurrir es que se enfaden día sí y día también ya que ello acabará erosionando la relación, disminuyendo el enamoramiento y espaciando los momentos felices, que antes vivían. De esta manera, una pareja que era plástica, en el sentido de que tenía capacidad de recuperación tras cada discusión, lllegara el momento en que ya no será plástica puesto que no habrá tiempo de recuperación posible, que ya estará empezando la siguiente discusión o pelea.
Y, aunque dicen que el amor todo lo puede, lo cierto es que la capacidad de sostenimiento de una pareja, siendo estas las condiciones, es escasa. Por tanto, la gestión adecuada de la ira es fundamental en cualquier tipo de relación interpersonal para mejorar la convivencia y el bienestar.
Paciencia y Aceptación
Si conseguimos ser más pacientes y comprender que nuestra pareja no pretende hacernos ningún daño, será mucho más fácil gestionar toda la ira que sus conductas nos puedan producir
Por otra parte, debemos pensar que, cuando sentimos rabia o ira contra alguien próximo, de alguna manera le estamos convirtiendo en el “enemigo” a batir y, por tanto, estamos viviendo una realidad equivocada, llena de “enemigos imaginarios” y, ello, ocurre, en numerosas ocasiones, porque queremos cambiar a nuestra pareja, hacerla a nuestro gusto, a nuestra forma de ser, lo cual implica que, por tanto, no la estamos aceptando tal y cómo es. Y esté, precisamente, debería ser nuestra primera meta; aprender a qué cada uno es cada cuál y que, de la misma manera, que queremos ser tolerados en nuestras debilidades, debemos aprender a tolerar al otro, ya que si no nos gusta que nos juzguen – porque, a la inmensa mayoría, nos desagrada profundamente los juicios y las críticas que otros hacen de nosotros, nos ponemos a la defensiva y, si continúan, reaccionamos con rabia – debemos empezar por la persona que tenemos más cerca; no, no se trata de ti mismo, se trata de tu pareja…
Y esto es importante porque es la única forma que tenemos para dejar de culpar al otro de todo lo malo que ocurre en nuestra relación y darnos cuenta que si la relación no funciona, quizás, y sólo quizás, un poco es culpa de cada uno, ¿ no crees? Por tanto, en lugar de reaccionar con rabia, como se sentirá motivado, valorado, se relajará y se despertaran los sentimientos positivos como la tolerancia, la paciencia, la generosidad… todos los cuales llevarán a que la calidad de la relación de pareja sea mejor
Personalidades y maneras de reaccionar ante una discusión de pareja
1.- Si en una pareja, uno de los dos es ansioso, posesivo, inseguro, celoso o con cualquier otra emoción negativa, ante una discusión de pareja puede volverse agresivo (en tonos, modos y formas) o bien, entrar en sintomatología depresiva
2.- También, podemos hallar las personas que necesitan que su pareja, constantemente, les muestre afecto pero, por mucho que lo haga, debido a su elevada inseguridad y su baja autoestima, nunca será suficiente. Por ello, se acaban convirtiendo en personas obsesivas, tozudas, y con una muy baja tolerancia a la frustación. Y, la mayoría, son dependientes emocionales con lo cual no soportarían que su pareja decidiera romper la relación.
3.-Las personalidades evasivas se caracterizan por no demostrar sus sentimientos debido a diversas causas; miedo, deseo de controlar al otro, no poder asumir lo que comporta un compromiso con otra persona, en que se vean envueltos esos sentimientos que, como se ha dicho, no quieren demostrar, y, cuando lo hacen, es de forma abusiva, poniendo sus necesidades por encima de las de su pareja. Por tanto, son el tipo de personalidades que discuten con mayor facilidad, aunque fingen que no han hecho nada, sino que la “culpa” es del otro. Nunca reconocen un error, son bastante manipuladores, y su propio ego no soportaría tener que admitir una discusión
4.- Para las personalidades seguras, una pelea con la pareja les podría afectar, y es el tipo de persona que sabe pedir perdón, si ha hecho algo incorrecto durante la discusión, ya que ello les genera paz interior. Les costaría mantener una relación con una persona ansiosa o evasiva porque no estarían dispuestos a estar con una pareja que intente “robarle” esta paz ; su autoestima es alta y estable y si algo les incomoda lo dicen de inmediato. Se expresan de una manera firme, pero nunca agresiva, ya que su meta es expresar claramente sus preocupaciones y necesidades pero sin dañar al otro
Decálogo para manejar las emociones negativas en una discusión de pareja
a) Nunca insultes ni humilles a la pareja1
b) Nunca compares a tu pareja con otra persona o con una antigua relación porque ello produce mayores desavenencias.
c) No hacer escándalos en la calle o en una reunión social y si tu pareja pierde los papeles, vete, dejándole claro que no estás dispuesto a entrar en actitudes irrespetuosas.
d) Si tu pareja ha cometido un error, no imitarlo por venganza .
e) Escuchar a la conciencia que puede ser la propia pareja. De esta manera, nos será más fácil pedir perdón o reconocer errores
f) Si crees que tu pareja te ha ofendido porque se ha vuelto intolerante, agresivo, o insoportable en el trato, simplemente; díselo de una forma lo más clara posible. Es posible que se ponga alterada, chillona, te acuse y te culpe de todos lo males de la relación; en este caso, debes mantenerte firme, calmado y decirle que no vas a hablar con alguien que no sabe dialogar, usar técnicas asertivas…Lo ideal es dejar la conversación, en este punto, salir a dar un paseo, por separado, y a la vuelta, si tu pareja esta más tranquila/o, reemprender la charla por el punto en dónde se había dejado, siempre y cuando, quede claro que no vas a permitir más faltas de respeto ni humillaciones.
g) Ni se te ocurra consumir alcohol o cualquier otra sustancia de abuso. Aquello de que “el alcohol, mata las penas” es rotundamente falso y lo único que conseguirás es que, a tu vuelta, haya empeorado la situación con tu pareja
h) Si tu pareja te llama al móvil o te escribe un what’s app o un mail, en el cual te insulta o te humilla, ni se te ocurra contestarle. Todo lo que respondas a través de ese medio será malinterpretado por una pareja dispuesta, por tanto, evita discutir por este medio.
i) No descuides tu vida escolar, universitaria o laboral, tus metas, tus proyectos, por una pelea de pareja
j) Amar es un aprendizaje que requiere de voluntad por los dos miembros de la pareja. Toda relación de pareja es una relación afectiva que debe ayudaros a ambos a ser más seguros, más comunicativos y más capacitados emocionalmente.
Pero si te das cuenta que realizas errores y que estos se repiten con una mayor frecuencia de la deseable, produciendo una actitud incorrecta en la pareja,una agresividad que no puedes controlar, busca ayuda profesional – sin ningún miedo, nuestra función es ayudarte, ayudaros, pero con mucha voluntad de colaborar en el cambio terapéutico que debe realizarse – ya que es la gente inteligente la que busca porque anhela ser equilibrada
Pautas para cambiar la ira
Recuerda que la ira incontrolable es una conducta que aprendemos y, para una mejor relación de pareja, la debemos cambiar:
- Calma. Puedes contar hasta diez , salir de la habitación, ir a dar un paseo o cualquier tarea distractora que te permita restaurar tu estado de calma
- Respira. profunda y rítmicamente mientras relajas tus músculos, visualizando una escena placentera.
- Actitud positiva. Frases reiteradas positivas dichas a ti mismo o mantras como: “Mantén la calma,” “Estoy enojado, pero lo puedo controlar,” o “no debo dejar que esto me moleste.”
- Haz ejercicio: caminar, ir en bicicleta, jugar a baloncesto o fútbol, permite liberar toda tu rabia contenida .
- Buen humor. Usálo para aliviar la tensión. Imagínate a ti mismo y a la persona con la que estás molesto, en una situación graciosa.
- Registro. Identifica las situaciones que producen tu ira y registra tus reacciones.
- Exprésate. Habla con una persona cerca, incluso con terapeuta para reducir tu frustració
- Perdona. No es realista esperar que todos se comporten de la manera que tu deseas. Si algo te parece ofensivo o provocador, aprende a perdonar
Manifestar la ira de una manera explosiva es un extremo del espectro. Esta reacción, igual que culpar a otros, será contraproducente si se quiere encontrar una solución a cualquier problema. Ante todo, busca ayuda profesional